Su pensamiento es una adaptación de ideas ilustradas en el entorno colonial de la Audiencia. Sus ideas promovían la igualdad de todos los ciudadanos y nacionalización de las propiedades eclesiásticas. En su ideario aparecía por primera vez la igualdad de los indígenas con los criollos (ideal que quedó eliminado en los procesos de independencia) y también por primera vez planteaba los derechos de la mujer.
En Ecuador se considera que fue el primero en afirmar la necesidad de una emancipación de España y en proclamar la individualidad del país y, en general, de toda América; y que sus ideas, si bien modificadas en algunos aspectos importantes, inspiraron a los revolucionarios del 10 de agosto de 1809.
En cambio, autores como Efren Aviles Pino indican que Siempre se ha dicho que Espejo es el precursor de la independencia, pero no es así. Espejo sí fue un revolucionario ya que a través de sus escritos y publicaciones procuró reformar las estructuras sociales y políticas de esa época.[1]
Eugenio Espejo es considerado como uno de los mayores agitadores de los planteamientos de la independencia y crítico de la Colonia. A los 20 años se graduó de médico y ejerció múltiples trabajos como periodista, bibliotecario y escritor de innumerables obras tales como: Nuevo Luciano de Quito (1779), Reflexiones acerca de un método para preservar a los pueblos de la viruela (1785), Cartas Riobambenses (1787), Discurso sobre la necesidad de establecer una sociedad patriótica con el nombre de "Escuela de la Concordia" (1789), etc.
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